“Mimo” Acosta, el testigo que vio la transformación de Punta del Diablo

“Mimo” Acosta, el testigo que vio la transformación de Punta del Diablo

“Mimo” Acosta, el testigo que vio la transformación de Punta del Diablo

Dosmar "Mimo" Acosta vio la transformación de Punta del Diablo como pocos habitantes del icónico pueblo de pescadores de Rocha y cuenta cómo se convirtió en un lugar icónico de Uruguay.

Sabe de memoria la cantidad de personas que habitan este lugar desde hace más años. También recuerda anécdotas que muestran el cambio más impactante para uno de los sitios más populares del verano rochense y, por qué no, de todo el país.

Dosmar, de 73 años, nació en Castillos y llegó a Punta del Diablo en 1967. En diálogo con Portales del Uruguay, contó cómo fue que terminó mudándose a este paraíso. 

"El tema que yo iba al liceo en Castillos y por el camino que iba a casa veía a gente en un bar frente al hospital. Terminaba la temporada y los pescadores de la zona se concentraban frente al bar del hospital. Jugaban por plata. Dije: 'Se ve que trabajan bien'", rememoró. Preguntó a uno de ellos cómo era trabajar en Punta del Diablo y le dijeron: "Tenés que probar". Así fue que le dijo a un amigo y empezaron a hacerlo en la pesca.

Los primeros tiempos fueron difíciles para Dosmar. "En el primer embarque me mareé. 'Maldita la hora que vine', dije. Después se me pasó. Y ahí me quedé", relató. También recuerdan hacer "maravillas" para vender. "Venían crecientes que no podías traer el mejillón del mar", contó.

Atravesó todo tipo de vicisitudes como por ejemplo la crisis de la harina. Sus familiares de Castillos lo tuvieron que auxiliar y recuerda que su abuela le mandaba pan desde esa localidad.

Cómo se transformó Punta del Diablo

Dosmar tuvo un almacén, también invirtió en cabañas y es una de las voces autorizadas del balneario para hablar de su historia. Cuando llegó cree que habitaban el lugar unas 200 personas. "Había poquitas casas, era muy chiquito el pueblo", dijo.

No fue un destino tan turístico hasta el año 1985. Luego, "empezaron a construir y a construir". Ya en el año 90 "estaba bastante crecido".

"La gente empezó a marcar solares. Tú venías y alguien te construía", relató.

Con el paso de los años, el lugar, que sigue siendo muy familiar, también empezó a ser frecuentado por la gente joven.}

Cuando a Punta del Diablo llegó la luz… y la comisaría

"Mimo" fue testigo de algunos hechos que marcaron un antes y un después en la vida del pueblo. El más fuerte fue la llegada de la luz. Fue en la época de la dictadura. 

“Nos reunimos en el restaurante. Era la época de la dictadura. Vino Gregorio Álvarez. Nos reunimos en un restaurante afuera y uno de los pescadores de acá, le pregunta: 'Dígame, ¿qué posibilidad hay de que nos pongan la luz eléctrica?'. La respuesta de Álvarez fue: 'Ustedes lo primero que van a hacer es comprar televisores y no van a trabajar'. No nos dio corte", comentó.

Sin embargo, a los 15 días llegó la luz. "Aparecieron los de UTE a hacer el tendido y nos colocaron la luz. No nos cobraron nada. Lo único que pagamos fue el instalador. El tema es que no nos dijeron que sí enseguida", recordó.

Otro hecho rutilante fue la llegada de la comisaría a Punta del Diablo. El recuerdo en este sentido fue cuando hubo un robo en Punta del Diablo hace muchos años y tuvo que venir la policía de La Coronilla a caballo para detenerlo. "Se lo llevaron por la playa andando a pie y a caballo", recuerda entre risas.

La descripción de Dosmar de Punta del Diablo

Para uno de los habitantes más longevos de Punta del Diablo, es un destino "espectacular". "Tenés vista en casi todo el pueblo. Desde cualquier lugar ves el mar", indicó. También destacó La Fortaleza de Santa Teresa, Playa Grande y la frontera cercana del Chuy, que "siempre es un atractivo para cualquiera".

¿Cuál es la playa más linda de Punta del Diablo?

"Playa Grande es linda: es una playa extensa, puedes caminar que es firme. Es una piscina. Quien tenga niños los puede controlar tranquilos"

Y agregó: "Es un poco más peligrosa, pero tiene buena extensión. La más complicada es Los Pescadores, que se llena. Si mirás ahora es todo sombrilla en la playa", cuenta una tarde de enero de puro calor.

Una vida pescando

Dada su experiencia en la pesca, Dosmar es también una voz autorizada para hablar de pesca en Punta del Diablo.

Lo hizo hasta 2005. "Cuando yo trabajaba no había cámaras de frío", contó. Utilizaban herramientas más rudimentarias. "Trabajábamos medio a la indio: tenía tres o cuatro freezers y congelaba ahí", recordó.

En la década del 70, se hacía mucho bacalao. "Llegué a hacer 6 o 7 mil kilos", dijo. Tenía un galpón donde lo amontonaban y sacaban para venderlo sobre todo en Semana de Turismo.

Hoy en día lo que se pesca más en Punta del Diablo es el gatuso (se trata de un pez integrante de la familia de los tiburones, cuyo dorso es de color grisáceo uniforme con reflejos metálicos, y vientre blanco. La carne es firme y de un color rosa pálido, atractiva a la vista, se sabor suave y carente de espinas)

En 2005 tenía dos lanchas y la más grande se la pasó a su hijo mayor, que le gustaba mucho la pesca. Se la dio con el compromiso de que él no embarcara. "Así se fue haciendo. Y tiene cámaras de frío. Lo que yo no tuve, lo tiene él", contó orgulloso.


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